Holaaa a todos los bloggers que seguis este blog!!!!
Primero gracias por seguir mirandolo de vez en cuando (aunque llevo siglosssssss sin actualizar)
Haber, desde entonces han pasado muchas cositas, asi os haré un resumen de algunas de las mas interesantes...

Empezaremos por la novela que estaba escribiendo, de la que hablo en la actualización anterior...Pues si, sigo sin tener la psinopsis ( no se siquiera por donde empezarla), pero ya tengo escritos los cinco primeros capitulos, y el sexto esta en proceso... Es que por la falta de tiempo escribo muy despacio, y cada capitulo tiene aproximadamente unas veinte páginas, asi que imaginaos...buff. Intentaré informarme para ver si puedo publicarla en alguna editorial, en el caso de que no sea así, la publicaré por internet...Ojalá tenga la misma suerte que Javier Ruescas con sus CUENTOS DE BERETH...que por cierto, para todo aquel que le interese, creo que van a publicar pronto el segundo libro.

Como ya sabreis (supongo) me encanta leer, pero tengo una mala suerte a la hora de comprar los libros que no os la podeis ni imaginar. Me compre los tres primeros libros de las Cronicas Vampiricas de Anne Rice, y unos meses despues sacan una edición superchula de todos los libros...k asco!!!! Y sabeis que es lo peor??? Que me ha vuelto a pasar lo mismo...¬¬


He pasado meses y meses buscando bajo las piedras el libro LA HORA DE LAS BRUJAS de Anne Rice, de la saga Las Brujas de Mayfair sin encontrar ningun resultado. En todas las editoriales y librerias: AGOTADO.


Joder, tiene que ser un buen libro- He pensado durante todo este tiempo. Pues resulta que despues de pasar meses y meses buscandolo, lo encuentro. ¡¡¡Que Alegría!!! De segunda mano, de un tipo de Barcelona que ya no lo queria, y pensé -Este es el mio- con tan mala suerte que lo compré. El libro estaba en perfectas condiciones, por supuesto, pero al poco tiempo de encontrarlo y cuando ya me habia puesto manos a la obra para buscar el segundo libro descubro, para mi sorpresa, que iban a sacar una nueva edición superbonita...No sabeis cuanto puede llegar a joder!!!! ¬¬

Así que si a alguno os interesa, os pondré unas fotitos de las portadas, para que no os pase como a mí.




Los titulos, por si no se leen bien y para el que no lo sepa son: La hora de las brujas, La voz del diablo y Taltos.

La verdad que son libros superinteresantes. A mi me los recomendó una amiga que, al parecer, lo pasaba muy mal mientras los leía (Besitos Xii, xPP) Son libros de miedo, segun he leido en internet, porque aun no me he leido ninguno de ellos.

Tambien me han hablado de otra saga que tampoco suena mal...Se llama La guerra de las brujas y tambien son tres libros. Tengo pensados comprarlos algun dia... Los titulos de los libros son El clan de la loba, El desierto de Hielo y La maldición de Odi, de la escritora barcelonesa Maite Carranza.

Bueno vamos a cambiar ya de temita, que si sigo con los libros no paro... Tengo que deciros que una amiga mia ha abierto un foro de su blog. El blog, por si no lo sabeis, se llama Alma con Arte y tiene cosas superinteresantes, asi que imaginaos como es el foro...xPPP Allí podras hablar con gente de todo lo que te gusta y lo que no, de cualquiera de tus aficiones y sin cortarte ni un pelo. Hay temas desde cine y television, hasta musica, libros, pintura...Si te gusta escribir tienes tu zona propia, si lo tuyo es dibujar, tambien la tienes. Entrad y descubrirlo por vosotros mismos, os aseguro que no os defraudara, ya que ademas ai muchos concursos.

Ésta es la dire----->>> http://almaconarte.foroactivo.net/

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No os cuesta nada mirad aber que tal es, asi que os kiero a todos registrados mañana, sino entrare esta noche en vuestras casas para pegaros pellizquitos y mataros a cosquillas mientras dormís...xPPP

Y ahora tengo otra buena noticia para todos aquellos que, como yo, sigan la saga de crepusculo (tanto los libros como las pelis)...REABRIMOS FORO!!!! Si, no es mentira, volveremos a reabrir el foro de crepusculo...con sus roles, sus encantadores personajes, las apasionadas escenas que realizaban en la piscina y en varios lugares algunos impresentables...T_T al final me voi a poner sentimental....T_T Basta de llorar eee?? que yo sé que es una noticia fantástica, asi que lo que teneis que hacer es no perder mas tiempo e ir corriendo a elegir uno de los personajes!!!! Aún quedan muchos e incluso de los principales...^^ Vereis que bien lo pasaremos...tenemos muchos juegos, un rol que sigue el libro, un rol libre, varios clubes ( ahi uno buenísisisisimo sobre libros de vampiros.xD) bueno, dejo ya la dire que seguro que estais deseando entrar:

http://twicrerol.foroactivo.com

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Pues eso, que entreis ya que se acaban los personajes!!!

Y otra cosita, habeis visto la peli de Percy Jackson y el ladrón del rayo?? No me la conteis que aun no la he visto ¬¬ pero he descubierto que tiene libro. Según leí (mas o menos) es una saga titulada Los Dioses del Olimpo o algo asi y el primero es el ladrón del rayo...así que si os gusta leer los libros antes de ver las pelis (es lo mejor) ya sabeis que esta tambien tiene librito...

Y creo que no tengo nada más que decir, sólo que estoy deseosa de que estrenen Eclipse...Me encanta Taylor Laugtner...con ese cuerpazo de escandalo que ha echado el niñito...jajaja creo que atrae más, incluso, que Robert Pattinson. Pero bueno, eso solo son opiniones mias.

Un besazo enorme a todos los bloggers.

Zafrii





Bueno, pues hoy actualizo además de porque ya va siendo hora, porque quiero hablaros de una novela que estoy escribiendo...Aún no podreis leerla, puesto que no voy a subirla todavia, hasta que no crea que esta lo suficientemente bien como para que la disfruteis...Se llama Magia Eterna y, como su propio nombre indica, se encuentra dentro del género fantastico, además del género vampirico. En esta novela quiero mezclar la fantasía y la magia con el mundo oscuro de los vampiros, fusionando ambas. Dicen que las fusiones son buenas, ¿no?. En realidad no lo sé, pero quiero intentarlo.

Mi gran ilusión sería poder publicarla, pero creo que es una labor muy complicada...

que, por supuesto, espero conseguir.

Tengo que decir que todo esto ha sido gracias a una gran amiga que, aunque en principio ibamos a escribirla entre las dos, al final la estoy escribiendo sola, pero ella me ha ayudado mucho con sus ideas y recomendaciones. Gracias Xiii.

Y, aunque aún no tengo una psinopsis clara, os contaré más o menos de que vá y, cuando tenga la psinopsis, la subiré.

La historia está ambientada en la antigua Italia, entre Venecia y Padua. Los vampiros, residentes en Venecia, estan enfrentados con los hechiceros. Nadie sabe la razón, sólo Viktor, jefe de los vampiros, tiene la respuesta. Éstos piensan que los hechiceros fueron extinguidos unos veinte años atrás, pero una magia muy poderosa, una mujer, se oculta en el bosque.

Un jefe vampirico con un gran pasado oculto, que nadie, nunca, deberá saber por el bien de su existencia.

Una profecía desvela los futuros hechos que les aguardan y un oculto clan de hechiceros del sur de Italia intentaran que la profecia no sea cumplida a cualquier precio.

Dos enemigos enfrentados por sus clanes se enamoran perdidamente. ¿Será más fuerte el amor que el rencor? ¿Toleraran sus clanes su amor?

Y muchas cosas más pasarán en Magia Eterna, pero para eso deberiais leerlo.

Espero que os llame la atención y que me dejeís muchos comentarios, vuestra opinión es muy importante para mí.

Gracias...

Zafrii

Hola chicas/os!


Mediante este post quisiera contarles que se acaba de poner a la venta mi primera novela^^. Aunque no creo que les interese a todos/as (lo digo por la temática, jeje), seguramente habrá alguien por allí a quien le llame la atención ;)



Entre el cielo y el infierno


Género: gótica-homoerótica (yaoi)


Sinopsis:



Cuando su hermana se fuga con el padre de su futuro hijo, Emmanuel Malory ni siquiera se preocupa. ¿Qué mejor que tener el apartamento sólo para él y el hombre que acaba de conocer frente a un cementerio de París?

Pero este hombre no es como todos los que suele llevarse a la cama: ni siquiera es humano. Centelleantes ojos verdes, cabello negro y una sonrisa perversa siempre en el rostro. Así es Alexieu, un demonio de más de seis mil años… Aunque este magnífico ser guarda también muchos secretos: ¿quién es el padre del hijo de Valerie? ¿Cómo murió la madre de Emmanuel? ¿Dónde está Charles Malory, el padre de ambos hermanos, desaparecido hace más de diez años?

Alexieu tiene bien en claro su misión: alejar a Emmanuel de los seguidores de Lucifer, protegerlo y… amarlo. Pero el joven está lleno de preguntas. Y mientras París duerme, las respuestas deambularán por las calles.


A la venta AQUÍ (versión en PDF)
Más información AQUÍ
EMILIENNE





Emilienne, mi dulce Emilienne. Zafiros de fantasía en las pupilas, lluvia de oro en el pelo, ardiendo bajo las luces de las callejuelas miserables. Brazos desnudos, tobillos desnudos, cuello esbelto y cremoso y desnudo acariciado por la luna de septiembre. Querubín de un paraíso inventado, demonio de los infiernos flotantes. Boca de fruta madura; lengua de seda bordeando los labios y los dientecillos de perlas marinas. Sonrisa diabólica, sonrisa angelical. Pies descalzos, uñas de cristal pulido, rodillas de pétalos de rosa y piernas eternas.

Quién pudiera tenerte, Emilienne, mi dulce Emilienne. Quién pudiera conservarte… quién pudiera encerrarte en una jaula de oro, alejarte de las calles prostituidas.

Emilienne en la hipnótica quietud del sueño, Emilienne en las pesadillas de la madrugada, Emilienne en el vino, en el agua y en cada suspiro otoñal.


Emilienne entre las sábanas de lino egipcio y entre las almohadas de plumas arrancadas a los ángeles muertos. Emi para los adinerados, Lienne para los confundidos. Emilienne para mí, para el mundo, para la noche pederasta y los timbales del burdel. Emilienne para las sedas de oriente y el baladi frenético, pero Emi bajo las cortinas vaporosas de los lechos desconocidos.

Emi hace temblar las cuerdas de la lira, Lienne tuerce su cadera y los brazos, abre su boca, suspira… suspira, y el burdel parece abrir sus fauces y querer devorarlo. Las luces lo acarician, lo lamen, lo elevan hacia el altar más obsceno de los dioses paganos. Los espirales de incienso lo penetran, lo violan, ocultan su rostro de la plebe desvergonzada. Emilienne se arquea, se quiebra, se rompe. Emi sacude su cabello incendiado, Lienne abre sus ojos de zafiros robados de la cueva de las maravillas. Emilienne se pone de pie, sacude su faldón de sedas de oriente. Perlas de sudor chisporrotean en su labio superior. Oh, mi dulce Emilienne. Qué amarga es la miel de tu boca, qué dulce es tu pasión dormida, regalada, vendida; amortizada ya, conservada ya, pulida ya por cientos y cientos de amantes nocturnos. Nocturnos y diurnos, amantes ricos, amantes pobres, amantes brutos, amantes muertos, amantes enloquecidos ante el susurro mudo de sus labios afrutados, ante la llamada insoslayable de sus caderas perfumadas con sándalo hindú.


Oh, Emilienne. Emi, diva ofídica y desvergonzada. Lienne, serpiente de los desiertos sumergidos. ¿Cómo se sentirá tu mordida, Emilienne? Tus dientes filosos, tu boca sensual, la caricia trémula de tus cabellos de fuego fatuo, fuego enardecido, fuego violento. ¿Qué tan profundo, Emi, Lienne? ¿Qué tan profundo puedo recorrerte, amarte, arrasarte?


Emi. Lienne. Emi, te deseo. Lienne, te anhelo. Emilienne, te deseo, te anhelo. Emilienne, te busco; te busco entre las cortinas de humo purpúreo, entre las cortinas de piedrecillas multicolores, entre las cortinas de los lechos usurpados. Emi para la luna, Lienne para las estrellas. Emilienne para la noche, las noches, las madrugadas y los amaneceres errantes. Emilienne, te busco. En el interior de las pipas llenas de opio, en el fondo de las copas de brandy, en las diosas blancas, polvorientas y ciegas. Emilienne, mi dulce Emilienne. ¿Quién ha pagado por ti esta noche? ¿Quién ha sido asaltado en los bulevares húmedos y pedregosos? ¿A quién estás llevando a la ruina?

Préstamos llevan tu rostro, viudas maldicen tu nombre. Emi. Lienne. Emi en el azul del cielo. Lienne en la sangre huérfana del ocaso asesinado. Emi en el fuego que me abrasa, llama dorada como el manantial de tu cabello ardiente. Paraísos has dejado en bancarrota. Legiones enteras de infiernos has llenado de almas que agonizan de pasión.

¿De qué estás hecho, Emi, Lienne, mi dulce Emilienne? ¿De qué ritual blasfemo han surgido tus piernas eternas? ¿Qué ha dado forma humana a la blancura de tu pecho de mármol? ¿Eres dios, el diablo, la muerte? Emi es dios, Lienne es el diablo y ambos son la muerte. La muerte es balsámica, carnal y venenosa. La muerte tiene ojos azules y pelo rojo encendido. La muerte baila, enredada entre sedas, entre alas de mariposa.

Emilienne, te busco, ¿dónde te has escondido? El burdel se hincha, respira, se sacude. Emi se ha retirado hacia las profundidades de un paraíso melancólico, de un abismo espectral. Lienne está detrás del lienzo. Emi con las piernas cruzadas, Lienne oliendo dulce entre los braseros que queman hierbas proféticas. Emilienne recostado en un lecho de fantasía, contemplando las estrellas que apuñalan la tibia medianoche. Emi abre la boca, Lienne habla, Emi pregunta. Yo respondo, Emilienne sonríe. Las velas resplandecen en sus ojos, en su pelo, en su piel cremosa. Las monedas tintinean en los bolsillos cuando mi ropa cae al suelo. Cantan, susurran, agonizan. Las monedas limpias se juntan con las monedas sucias. Manchadas de sangre unas, manchadas de barro otras. Emilienne sigue sonriendo, sonrisa angelical, sonrisa diabólica. La cama cruje, el suelo cruje, sus huesos crujen. Su boca se humedece, sus piernas me rodean, sus ojos de zafiros se entornan en medio de un sopor celestial. Emilienne, mi dulce Emilienne.

¿Quién vendrá después de mí? ¿Otro pobre diablo, un mercader, un conde, un rey? ¿Quién morirá para que alguien pueda comprarte? Emi ríe, Lienne suspira. Emilienne sabe de toda la sangre que se ha derramado en el mundo por él, por Emi, por Lienne, por el calor de sus entrañas, la pasión de su lengua laboriosa. Emi lo comprende, Lienne lo sabe, a Emilienne le gusta. Disfruta del caos que ha creado sin mover un dedo, sin alzar la voz.


He matado, Emi; he matado, Lienne. He matado una, dos, tres veces. Y ese oro que te he dado, Emilienne, es robado, ¿lo ves? Está sucio, huélelo, tócalo, lámelo. Huélelo como he hecho con tu pelo; tócalo como he hecho con tus piernas; lámelo como acabo de hacer con cada dulce recoveco de tu cuerpo comprado.

Emilienne en la noche, Emilienne en la madrugada. Emi en la pipa del opio, en la jarra del vino, en la sal de mis lágrimas, en el azúcar del café. Lienne para siempre, por siempre Emilienne. Ríe, sí, ángel, demonio, diva, serpiente. Ríe y búrlate de la inocencia de este mundo que has destrozado con tus caderas.


-¿Cuántos años tiene Emilienne? –le pregunté esa noche al proxeneta del burdel. Me miró, lo miré, entrecerró los ojos, confundido. Se cruzó de brazos, pensando en Emi, pensando en Lienne.

-Parece de quince o dieciséis –dijo alguien al pasar.

-Imposible, trabaja para mí desde hace cinco años. Antes trabajó para mi primo en Estambul.

-Y antes estuvo en Grecia.

-¡Y en Egipto!

-¡En India!

-¡Irak!

-¡China!

Emi, Lienne. Emilienne entre los almohadones esponjosos de su lecho, sumergido en los vapores del whisky, húmedo de propuestas indecentes. Abrazado por cuerpos nuevos; besado, atravesado, sacudido, vapuleado, vaciado, extenuado. Resucitado. Emi para los adinerados, Lienne para los confundidos. Emilienne eternamente, sí. Para mí, para ti, para él. Para todos.

La eternidad tiene un nombre y se llama Emilienne.



Nimphie Knox
DE ORO Y SANGRE



Era una pesadilla dentro de un sueño. Austin no sabía quién era el arquitecto de aquella alucinación, pero estaba seguro de que algo allí no era real. ¿Podía ser el humo que se elevaba sobre la multitud, como los alientos de miles de amantes? ¿Acaso eran las luces de macabra fantasía que ondulaban por encima de sus cabezas, efectuando perfectas danzas sincronizadas?
Succubus era la discoteca más grande del Barrio Francés. Allí el alcohol era barato. En realidad, allí todo parecía ser barato.
O tal vez eso era lo que le gustaba pensar a él.
Austin oyó un silbido casi ofídico, como el ulular de una serpiente amplificado por un altavoz, y una bruma que olía a ropa rancia fue colándose por entre los jeans, las zapatillas gastadas, las pieles desnudas y las pulseras de cuentas de plástico.
Se giró, y en su combinado de frutas y vodka se meció por un instante un relámpago entre violáceo y azul. Bajaron las luces. Succubus pareció achicarse o simplemente hacerse más sólido. Todos los presentes se congregaron alrededor del escenario y una música cadenciosa y sibilante comenzó a planear en derredor, alentando las almas inquietas y anunciando el milagro.
Se oyó un chasquido metálico, como el de un enorme gong golpeado con una cuchara de cristal. El cristal se hizo añicos y una lluvia de papeles brillantes bautizó a la gran multitud, ansiosa y expectante. La música se transformó. Eligió palabras obscenas y los presentes sólo se inquietaron más. Morían de ganas de contemplar aquellos prodigios, pero las profetas no aparecían.
Entonces, el silencio.
Y luego, la explosión.
Una vaharada de gritos etílicos estalló en medio de los aplausos y del firmamento se desprendió el primer lazo mágico. Después, el segundo. Aquellas cuerdas tenían que ser muy resistentes y estar firmemente sujetadas de ese cielo...
La primera acróbata era rubia y la segunda, pelirroja. Austin (que había visto en la calle el afiche que las vendía como malabaristas gemelas) se llevó una grata sorpresa al ver sus cabellos diferentes. Parecían lluvias de oro y sangre. Las gemelas eran imponentes y hermosas y la gracia con la que se movían en el aire, enredadas entre aquellos lazos épicos, parecía sacada del libro de instrucciones para ser mariposa.
Los lazos no existían.
Las gemelas volaban.
No había otra forma de explicar que aquellas sedas resplandecientes (las alas) no las sostuvieran por un instante y que ellas no cayeran. Había algo maléfico y a la vez, gloriosamente divino.
La gemela rubia quedó colgando de un lazo violeta. Sus dedos se enredaron alrededor de la tela, sus pies suaves patinaron sobre ella y su cuerpo quedó expuesto en una posición imposible.
Colgaba cabeza abajo.
La piel era lisa, muy blanca, y estaba maquillada con tonos rosa. Las dos vestían pequeños trajes ajustados que no dejaban nada librado a la imaginación.
Las gemelas eran hermosas, sí. Las gemelas eran pálidas, también.
Las gemelas eran hermosas y eran pálidas, pero Austin supo que eso no era lo único que eran. Tenían algo oscuro y amenazador, algo que no podía explicar pero que de todas maneras estaba allí, bailando con ellas entre los lazos de seda y goteando por sus pieles como el sudor que se les escurría por los rizos y la purpurina que adornaba sus cuellos. Algo que era tan real como las mismas gemelas y lo que no era real era que fuesen humanas.
Porque las gemelas no eran (no podían ser) humanas.
Ningún humano podría haberse retorcido entre las sedas como aquellos idénticos y perfectos cuerpos, ningún cabello humano brillaba con tanta rabia, ningún ojo humano miraba de aquella forma y... ningún humano era tan hermoso.
La gemela pelirroja dio una vuelta en el aire (el mismo aire pareció rasgarse con su peso y las afiladas puntas de su cabello) y se sujetó de las manos de su hermana.
Y entonces Austin prestó atención a sus manos.
No era posible que ningún acróbata tuviera las uñas tan largas. Se preguntó si acaso no se lastimaban la una a la otra mientras ensayaban. Entonces lo supo: las gemelas no ensayaban. Las gemelas debían de tener algún sistema secreto para que sus pensamientos huyeran flotando desde un cerebro y penetraran en el otro... algún mecanismo obsceno y despreciable, algo que obligatoriamente tenía que ser pecaminoso. Pero, de todas formas ¿no se lastimaban?
¿Y cómo sería la sangre de las gemelas? ¿Tendría el mismo color del cabello de la pelirroja? ¿Tendría acaso el sabor metálico del oro?
Seguramente que sí.... y seguramente que no. Cada cosa en esas acróbatas era única, pero única sólo en ellas dos: no había que olvidarse de que eran gemelas. Cada una debía de conocer el cuerpo de la otra sólo por verlo reflejado en sí misma. ¿Qué habría de misterioso en un cuerpo igual al propio? ¿Acaso un lunar, una mancha, una peca?
Nimiedades.
O tal vez ni eso.
Austin quería saberlo, quería averiguarlo, quería poder estar seguro de que eran gemelas idénticas…


Las calles del Barrio Francés no solían portarse así. Antes, cuando Austin todavía podía llamarse a sí mismo un ser humano más, las calles eran filas rectas, quietas y silenciosas.
Cierto, la droga. Entonces no eran las calles. Su cerebro estaba empañado, como la ventana de los autos que dormitaban bajo el refugio de la noche. Empañado, sucio, atormentado. Vacío. Vacío de ideas, de esperanza y de ganas de vivir. Su felicidad estaba a dos metros bajo tierra, junto al cadáver de su hermano Alan.
¿Cadáver? ¿Cuál cadáver, joder?
¿Y qué le había ocurrido a Alan?
¿Podría él... podría Austin saber algún día qué le había sucedido?
Austin no creía en fantasmas. No creía en Dios ni el Diablo. ¿Verdad?

Nosotros somos Dios...
...Y también somos el Diablo...


Austin se giró. El viento frío y la debilidad le jugaron en contra: en sus venas profanadas todavía burbujeaba la magia narcótica. Intentó enfocar bien la vista. Veía una mancha roja y una mancha amarilla. Veía sombras de colores que se acercaban. Quería gritar.
—Somos Dios y somos el Diablo, ¿vienes con nosotros?
—¿Vienes? Somos Dios y somos el Diablo... Te ofrecemos el paraíso que tanto deseaba tu hermano.

...Tu hermano...


—Sí, Alan lo deseaba... te lo ofrecemos. Porque somos Dios y somos el Diablo...
—Lo somos. Te ofrecemos el paraíso.

...el paraíso...


Austin sintió que un peso tremendo se descargaba sobre su cabeza. Vio luces de mil colores. Vio cómo las calles del Barrio Francés jugaban a las escondidas y el negro de la noche se mezclaba con el negro sucio de los contenedores de basura.
—¿Vienes?
En medio de la alucinación, supo que debía ir con ellas.

Las gemelas caminaban rápido y Austin tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder seguirlas. Se sentía como flotando en la luna. También tenía calor, pero eso no importaba. La noche apagaría el fuego. En su propia enajenación, pudo ver que las gemelas se habían cambiado de ropa. Ya no vestían los graciosos trajes de acróbata. Ahora llevaban jeans rotos y deshilachados y camisas de colores chillones que resaltaban su piel blanca como la leche. Varias veces se dieron la vuelta, para sonreírle, y Austin pudo ver que sus bocas estaban maquilladas con un carmín idéntico.
—Ten cuidado.
Se apoyó sobre un muro. Estaba mareado y el calor ya le resultaba insoportable. Cuando alzó los ojos, jadeando, vio que las gemelas estaban de pie junto a una puerta.
Una puerta...
Respiró profundamente, o al menos lo intentó. Sus pulmones se llenaron de un olor rancio y hueco, de un olor que había permanecido siglos enterrado bajo las tumbas del Barrio Francés...


ANTICUARIO POSEIDONIS
Joyería - marfiles - porcelanas - muebles
arañas - objetos de arte - cuadros - estatuas



El cartel de madera estaba tallado a mano. Austin pudo saberlo porque su madre se había dedicado a tallar madera hacía, ¿cuántos? ¿Cien, doscientos, quinientos años? Desde la muerte de su hermano, el tiempo se había partido en dos y él había caído por un hoyo sin fondo... un hoyo frío, oscuro y atemporal.
Austin estaba perdido en ese mundo atemporal. Podía sentirlo.
La gemela pelirroja extendió una mano pálida de preciosas y afiladas uñas carmesí. Su boca se curvaba en una sonrisa de bufón y sus ojos, siempre abiertos y atentos, lo contemplaban con la profundidad de unas pupilas que han visto demasiadas muertes.
—¿Vienes? —susurró. Su voz era aguda y delicada, como el silbido del viento que se cuela por las rendijas de las ventanas en una noche tormentosa. Austin tomó su mano y ella, con un tirón suave, hizo que se adelantara.
Austin jamás había visto tan cerca los ojos de alguien tan hermoso. Aquella joven tenía que ser parte de la alucinación, porque esa belleza sobrehumana no podía ser real. Tal vez adivinando su pensamiento, la gemela dejó escapar una risita ahogada, tan sólo un despojo de risa, una vibración de las cuerdas vocales. A Austin le llegó su aliento a chicle de fresa. Se relamió. La gemela alzó sus cejas y su sonrisa se hizo más evidente.
En un envío de labios, le dijo:
—Entremos. Aquí estaremos más cómodos. —Y Austin oyó que la puerta chirriaba. Se giró. La gemela rubia ya había entrado y sus pisadas sonaban como en un eco invertido: cada vez se oían más fuertes. Así, de espaldas, tuvo una perfecta visión de aquel cuerpo. El encantamiento comenzaba en sus pequeñas botitas de charol negro; Austin podía ver cómo brillaban las hebillas, captando los despojos de luz. Las piernas esbeltas estaban enfundadas en jean hasta el hueso de la cadera, que se incrustaba en la carne comenzando la curva cóncava de la estrecha cintura.
Se oyó otra risa. Y la puerta que se cerraba.
Austin barrió el lugar con la mirada. Vaya chiquero.
—Hey... ¿viven aquí? No es yo viva en un palacio, pero...
—No vivimos aquí —dijo la rubio, girándose—. Esta es la casa de... un amigo nuestro. —Y le guiñó un ojo. Él estornudó.
—Joder... —jadeó Austin. Todo estaba revestido por una gruesa capa de polvo de siglos, y las arañas ya habían edificado una reluciente megalópolis fantasma—. ¿Y este es el paraíso del que hablabais? —rió, con un estremecimiento. Había algo allí que le daba escalofríos. Oh, sí, había algo en el aire, algo asqueroso, algo sucio, algo que era aún peor que toda aquella mugre—. ¿Qué es este lugar? —replicó.
La gemela rubia se le acercó, con su andar ondulante, meneando las caderas.
La tienda parecía demasiado repleta de cosas. Como si sus antiguos dueños ni siquiera se hubiesen molestado en desvalijar el sitio antes de marcharse. Estaba abandonada. Las estanterías se elevaban hacia el techo como piezas de dominó y estaban repletas de botellitas minúsculas, velas, estatuillas, frascos rotulados y varillas de incienso. Había libros desperdigados por el amplio mostrador cubierto de polvo, por el suelo, en las vitrinas.
—Es la casa de un amigo —aseveró.
—¿Y dónde está ese amigo?
Las gemelas intercambiaron una mirada, una sonrisa, un centelleo en sus ojos.
—Está en el paraíso.
—Sí, sí, vaaale... —calló Austin, acercándose a ellas. La pelirroja alzó las cejas. La rubia, sonrió—. Las he visto en Succubus. Erais vosotras, ¿verdad? —preguntó, quitándole a la rubia la telaraña que se le había enredado entre la melena.
—Claro —exclamó la pelirroja—. Nosotros también te hemos visto a ti.
Mentirosa. ¿Lo habían visto a él entre los cientos de hombres babeantes?
—Sí, te hemos visto.
—Te hemos reconocido entre todos esos hombres...

Entre todos esos hombres... te hemos reconocido.
Te hemos, visto, sí... ¿vienes con nosotros?
Somos Dios... y somos el Diablo...
Te reconocimos... entre todos esos hombres...


—¡Parad...! —sollozó Austin, agarrándose la cabeza—. ¡Dejen de gritar, que no estoy sordo! —Cuando abrió los ojos, vio que las gemelas lo miraban sorprendidas—. Lo siento... no sé lo que me pasa. Sí, sí lo sé... —Se echó a reír, frotándose el brazo izquierdo, allí donde mil años antes (o tres horas antes) se le había clavado la varita del hada madrina, llenándole las venas de humo. Las gemelas también rieron.
Lo disculpaban. Oh, bellas acróbatas, bellas artistas. Dulces criaturas divinas que lo habían recogido de la calle, cual perro vagabundo, para otorgarle una noche amena... ¿Cómo podría él agradecerles su bondad, si tan sólo era un espejismo del pasado, un reflejo de la nada, un muerto viviente atemporal y distante?
—Al contrario, nosotros te agradecemos que aceptaras venir con nosotras.
—Ven, síguenos, te mostraremos el resto de la casa.


Subían por una escalerilla de caracol que parecía interminable. Devorado por la oscuridad más hambrienta, Austin temía poner un pie fuera del sitio y caer hacia el abismo. Con suerte, las telarañas le amortiguarían la caída.
La pelirroja hizo a un lado una cortina de terciopelo negro, y un largo pasillo sutilmente iluminado se extendió ante ellos. Confundido, Austin quiso saber de dónde venía la luz.
Y la vio allí, encarcelada tras el cristal de una ventana empañada por el aliento del encierro: una luna obesa luego de haber cenado las pesadillas de mil mortales.
Dio un respingo cuando oyó el chirrido de una puerta. Se había oído como el lamento de un animal herido.
—Entra —susurró la rubia, empujándole por la espalda.
A pesar de que no había nadie más ahí, la pelirroja cerró la puerta (el animal volvió a sollozar). Era el inicio de un ritual ya preparado; la puerta cerrada era el comienzo, la señal, la sentencia.
La oscuridad descendió sobre ellos como una sábana tejida con hilos de noche. Él se quedó allí, muy quieto. Sobre el suelo de madera se oyó el murmullo de los zapatos que caen, el de la ropa que se desliza. Austin sintió que unas manos tibias se colaban por debajo de su camiseta, que unas uñas afiladas pero inofensivas le hacían cosquillas en el vientre. Levantó los brazos, y la camiseta huyó en una danza aérea.
La gemela que estaba detrás suyo le empujó hacia la cama. Una risita aguda se oyó por encima del retumbar de su corazón.
Austin quiso forcejear, quiso luchar, quiso resistirse.
—Eres mío, mon amour —dijo la rubia. La pelirroja suspiró y asintió. Austin gritó. La gemela rubia había sacado un cuchillo pequeñísimo del interior de su sostén—. No te resistas…
Y se lo acercó al pecho, al corazón. Le hizo cosquillas con el filo, pero no lo clavó. Austin sintió que un calor abrasador le incendiaba los sentidos. Cerró los ojos: un chispazo de luminiscencia blanca como la leche estalló frente a sus pupilas y lo envolvió con su furia.
—Adiós, mon amour —dijo la voz de la gemela rubia. Entre las vetas luminosas del túnel de luz, Austin vio el rostro de ella, sonriente. Lo saludaba agitando la mano.
—¿Quiénes sois? —preguntó desesperado, mientras la luz tiraba de él.
—Yo soy Dios —dijo la gemela rubia.
—Y yo soy el Diablo.
Austin dejó de luchar contra la fuerza que lo arrastraba… y dejó que su alma atravesara el túnel de luz. Ese día se reencontraría con Alan.
—Gracias —susurró.
—Descansa en paz —contestaron las gemelas.



Bueno, hace mucho que no actualizo asi que hoy me he decidido. Y lo haré con el principio de una historia que aún no he acabado.Aún tengo que arreglar algunas cositas hasta dejarla terminada. El título aún no es definitivo, puesto que no tengo idea de como llamarla. Espero que os guste y que comenteis. Bss.

PRIMERA PARTE
El amor es algo que todo el mundo siente. Amor a la familia, los amigos, la riqueza. Pero no todo el mundo lo ve de la misma manera.
La historia que voy a contarles es sobre el amor a la guerra, el odio y la destrucción. Es leyenda y realidad.

Hace mas de tres mil años, cuando el Dios católico de la época actual aún no se había decidido a bajar a la tierra con forma humana, existía un rey fuerte y poderoso. Tan poderoso que tenía a miles de soldados dispuestos a dejar su vida por él. En gran parte se le creía un Dios de tantos que, por aquel entonces, se veneraban en muchas tierras. Dioses de los que hoy ni siquiera se saben sus nombres. Nadie sabía la procedencia de dicho “Dios”. Las gentes que lo veneraban comentaban entre ellos que había bajado de los cielos, en nombre del Dios Tahj, Dios de la guerra, dispuesto a mejorar y santificar este mundo a cambio de unos sacrificios humanos. Su nombre era Kouros.

Kouros iba y venia de lugares inmensamente hermosos, de pueblos ricos a pobres, llevando el caos y la destrucción de todo aquello que encontraba en su paso. Era el líder de muchos pueblos antiguos. Mataba sin piedad a mujeres y niños y a cualquiera que intentase impedirlo. Sus manos estaban manchadas de sangre humana. No sentía remordimiento alguno, ni tristeza, ni piedad. Disfrutaba matando. Al saquear un pueblo, matar a los niños y violar a las mujeres, esclavizaba a los hombres y les obligaba a seguir sus pasos. Todo aquel que se negara, tenía sus minutos contados. Era el mejor ejemplo de maldad, sufrimiento y caos.

No temía a nadie. Los Dioses celestiales que todo lo observaban no eran más que falsas historias para él. Él era su mismo Dios y realizaba todo aquello que creía conveniente en su tierra.

A su lado, siempre se encontraba la mujer más hermosa de todos sus reinos: Dánae. Era una mujer joven llena de sabiduría y gracia. No le gustaba nada de lo que su compañero, Kouros, estaba haciendo en los distintos pueblos, pero no le quedaba mas remedio que callar si no queria ser ella tambien presa de su ira. Dánae ayudaba a los hombres heridos y a algunas de las mujeres que Kouros dejaba con vida para hacerlas sirvientas de sus soldados. Era el vivo ejemplo de la fuerza interior y la bondad.

En alguna ocasión Dánae se revelaba contra Kouros, haciendole saber todo el mal que estaba causando, pero éste la encerraba y la maltrataba hasta que ella decía cambiar de opinión.

- Serán los Dioses celestiales quienes te hagan pagar por todo el daño que estás cometiendo, Kouros. Y entonces ni siquiera tus valientes soldados podrán ayudarte.- Le decía Dánae en sus largas disputas.

- No hay dioses que puedan enfrentarse a mi poder, mujer. No existen tales Dioses. Tu y tus creencias. ¿No crees que si existieran los Dioses que tanto veneras ya habrían hecho algo para acabar con mi misión?.- Contestaba Kouros en un tono agresivo.

- Ellos esperan que tu mismo seas capaz de ver las cosas por otro camino. Esperan que cambies tu manera de pensar y que corrijas tus errores.- Proseguía Dánae.- Por favor, Kouros, deja ya ésta guerra contra la humanidad que traes entre manos.

-Ja, ja, ja.- Reía Kouros.- ¿Quién te crees que eres, mujer, para pedirme una cosa semejante? ¿En realidad piensas que haré aquello que me diga una simple y vulgar mujer? No vales nada para mí, eres igual que cualquiera de ellas a las que he matado con mis propias manos después de violarlas.

Dánae sufría por Kouros y sus horribles palabras, pues ella lo amaba en profundidad. Lloraba durante las largas noches en que Kouros no estaba, pero no dejaba ver aquella pizca de tristeza que emanaba de su rostro. Tenia mucha fuerza y era la única capaz de aguantar el castigo de su compañero con dignidad, y la única en decirle aquello que pensaba sin temer su ira.

Mientras, en los cielos, los Dioses lo observaban todo, esperando alguna respuesta positiva por parte de Kouros, el cuál no tenía pensado hacer nada de lo que Dánae le proponía. Éstos se sentían indignados.

Una noche como otra cualquiera, Dánae se encontraba en el lecho, esperando a su compañero, pues ella siempre lo esperaba para irse a dormir, aunque a veces no apareciera en la larga noche. Ella sentía dolor por si esa noche tampoco hacia acto de presencia, por lo que decidió dar un paseo por los alrededores para tomar el aire fresco de la noche invernal. Mientras caminaba tranquilamente, empezó a escuchar unos gritos y alaridos procedentes de un acantilado, cerda del desfiladero, por lo que se acercó temerosa para observar que ocurría.

Caminaba lenta y firmemente hacia el lugar de donde procedían dichos gritos, escondida entre los árboles frondosos, cuando vio a Kouros. Estaba con una joven mujer que tenía en brazos un pequeño bulto liado en mantas, lo cuál supuso que sería su bebé. Kouros tenía agarrada a la mujer por la cabellera y la golpeaba fuertemente. La mujer gritaba y gritaba mientras protegía con su vida a su hijo.

- ¡Te mataré si no me das a ese niño!- Gritaba Kouros
- ¡Jamás! Él es mi vida igual que tu lo fuiste una noche.- Replicaba la mujer, llorando despavorida y agarrando fuertemente a su hijo.- ¡Él también es tu hijo!

Kouros le propinó un puñetazo a la mujer y volvió a levantarla del suelo por la cabellera.

- ¡No vuelvas a decir eso! – Le dijo hablándole al oído- Yo no tengo nada que ver con ese engendro tuyo.

El niño mientras tanto no paraba de chillar y llorar desconsoladamente. No entendía que estaba ocurriendo. Apenas tenia unos días de vida.

- ¿¡Tienes miedo de que alguien se entere de que me amaste y que hemos tenido un niño juntos?!- Continuaba la mujer.

Entonces Kouros la tiró al suelo, con el bebé en brazos y se acercó a ella despacio. La mujer empezó a sangrar por la nariz debido al golpe contra el suelo. Kouros le arrancó al bebé de sus brazos y lo dejó encima de una roca. A continuación se fue acercando a ella nuevamente y posó su gran pie en la cabeza de ésta haciendo presión contra la dura roca del suelo.

La mujer gritaba y lloraba despavorida. Kouros alzó el pie de su cabeza y volvió a agarrarla por la espesa melena, levantándola, mientras ella intentaba soltarse. Tenía a la mujer en vilo, sus pies no rozaban la roca. Kouros acercó su boca a la oreja de la mujer, casi rozándola y le susurró al oído.

- Yo nunca te amé.

Acto seguido, Kouros sacó una pequeña daga oculta en el cinturón y le rebanó el cuello. La mujer, aún consciente, intentaba pronunciar algunas palabras imposibles de comprender, debido a la sangre que se amontonaba en su boca. Kouros la dejó caer en el suelo, como si fuera un simple saco de semillas y la miró despreocupadamente durante unos segundos.

Al pasar un rato se volteó y posó su mirada en el bebé, situado encima de la roca. Con paso tranquilo, se dirigió hacia él, que lloraba intensamente, y lo cogió en sus brazos.

Con el pequeño humano en sus brazos, volvió al lugar dónde se encontraba la madre, tiraba en el suelo, agonizando de dolor.

- Dile adiós a tu mami, pequeño.

Lo besó en la frente y fue hacia la linde del acantilado, dónde lo arrojó provocándole así la muerte ante los ojos de su madre, que moría desangrada.

Dánae no podía creer aquello que estaban viendo sus ojos. ¿Qué clase de monstruo era aquel que mataba a sus descendientes? Conocía la maldad de su compañero, pero nunca la había presenciado hasta entonces. Las lágrimas empezaron a brotar de su rostro como una cascada agonizante de sufrimiento. Salió a correr, con la cara empapada en lágrimas, y se dirigió hacia el templo dónde solía ir para rezarles a sus Dioses. El templo de Yahir.

Una vez dentro, en el gran templo vacío, comenzó a llorar y gritar. Cayó al suelo. Arrastró su cuerpo hasta quedar frente a la estatua de Yahir y comenzó con sus suplicas.

- ¡¡Yahir!! – Gritaba entre llantos.- ¿¡Porqué dejas que exista un ser tan despreciable?! ¿¡Porque dejas que mi corazón pertenezca a alguien como él?! ¡No lo soporto más! – Y se quedó tirada en el suelo, tapándose la cabeza con sus manos mientras seguía llorando, sin esperar respuesta alguna de sus Dioses.

Entonces, sin esperarlo, una luz bajo del cielo en forma de ángel. Su materia no estaba constituida por la carne y el hueso humanos, sino que formaba parte de algo inmaterial pero visible a nuestros ojos. Tenía un rostro hermoso y delicado; sus cabellos rubios y ondulados caían sobre sus hombros y sus ojos azules expresaban esperanza y amor.

Dánae alzó la mirada para contemplar a aquel ser del que emanaba aquella acogedora luz, y lo miró estupefacta. No tenia palabras, no sabía qué estaba sucediendo, ni que era aquel ser, pero tampoco se atrevió a preguntar. Entonces el hermoso ser se acercó lentamente a ella y la acarició con sus delicadas manos.

- Dánae, no te preocupes.- Dijo el extraño ser.- Soy Adonis, mensajero de los Dioses en la Tierra. He venido para ayudarte. Los Dioses de los Cielos hemos estado escuchando tus suplicas, pero temíamos por ti si hacíamos algo. Nos serás de gran ayuda en la lucha contra Kouros.

Dánae, perpleja por el contacto de dicho ser y por la dulce voz que emanaba de sus cuerdas vocales, no sabía qué decir. Por lo que Adonis prosiguió.

- No temas. Será fácil. Y te aseguro que Kouros cesará en su lucha.
- Pero, ¿qué debo hacer?- Consiguió decir Dánae.
- No tienes que hacer nada, Dánae. Los Dioses harán que tu cuerpo fértil contenga un arma muy poderosa. Pero después de que Kouros sea destruido, esa arma deberá serlo también.
- Estoy dispuesta a dar lo que sea. No me importaría dar mi vida por que esto acabe.
- Tranquila, no será necesario. Sólo espera que tu arma llegue. Y vuelve al lado de Kouros.- Decía Adonis mientras se alejaba y difuminaba lentamente, convirtiéndose en la hermosa y pequeña luz que había sido al aparecer, para después desaparecer de la estancia.

Dánae se quedó mirando la figura de Yahir, dándole las gracias en silencio por escuchar sus suplicas y regresó al lecho dónde debía de haber estado cuando Kouros llegó.

- ¿Dónde has estado?.- Le preguntó éste al verla aparecer.
- Estuve en el templo de Yahir, orando.- Contestó Dánae.
- ¡Debías estar aquí cuando yo llegara!- Gritó mientras la agarraba fuertemente de un brazo y le propinaba un guantazo en la mejilla.

Le quitó la ropa y empezó a darle golpes con una vara. Dánae no se quejó ni un instante. Aguantó los palos con toda la fuerza que tenía. En su interior sólo tenía un pensamiento “Pronto seré yo quién acabe contigo por lo que estás haciendo”.


Hola a todos!!!!! Actualizo hoy el blog ( que lo tenemos algo abandonado) para hablaros de un libro fantástico que ha escrito una amiga. La he conocido hace muy poquito pero es una chica fantástica, y ni que decir que escribe como los ángeles. Ella es Lux y su libro se llama Dolce Inferno. Es un libro super interesante sobre ángeles y demonios, en el que el amor está presente.

Aqui os dejo la sinopsis por si os interesa:

Tras la última batalla contra los demonios, los ángeles quedaron muy debilitados por lo que tienen que sufrir un duro entrenamiento para poder pertenecer al Coro Celestial. En esta era el nuevo encargado de adiestrar a los jóvenes principiantes es Gabriel, un ángel al que todos quieren nombrarle arcángel pero él lo rechaza siempre. Los ángeles, bellas y poderosas criaturas pero que están condenados a no poder amar a nadie mientras que los demonios se esfuerzan por tentarles. Esta historia se desarrolla en un mundo basado en la Tierra pero una Tierra diferente a la que conocemos, en la que parte está dominada por los demonios y sus defensores y en otras, el poder de la Inquisición,una organización muy avanzada tecnológicamente, se ha logrado imponer. Un mundo donde todos intentan hacerse con el 5º elemento o akasha, el material más valioso y escaso que existe. Todo se complica a partir de que Amarael, una joven candidata a ángel, conoce a un demonio con el que se ve a escondidas.

Aqui os dejo la dirección de su blog para que podais leer el libro completo.

Podreis descargar sus capitulos en pdf y leerlos tantas veces como querais, asi que no desaprovecheis esta oportunidad...Yo ya empecé a leer...Cuando ésta chica publique su libro (alcanzando la fama, como no podia ser menos) y tengais que compraros el libro para poder leerlo, no digais que no os avise...Porque os estoy dando la oportunidad de leerlo en primiciaaaa....¡¡Asi que, corred!!


¡¡¡NO OS LO PODÉIS PERDER!!!









Publicado por Zafrii